Se
consumó la debacle. El FC Barcelona perdió la liga,
definitivamente. No la perdió contra Osasuna, pese a caer
derrotado en el Camp Nou por 1-2. Échenle la culpa al VAR
-que tuvo mucha-, a la displicencia azulgrana, a los desatinos de
Setién, o… al boogie, como cantaban Los Jackson
5. El caso es que una competición, que lideraba el Barça antes
del confinamiento con dos puntos de ventaja sobre el Madrid, la ha
acabado cediendo al eterno rival. Para más inri cayendo en el Estadi
ante el conjunto pamplonica que no se jugaba nada. Ni orgullo
quedó para ganar este último choque liguero en casa. Los jugadores
evitaron la sonora pitada y la vistosa pañolada que les habría
regalado la afición de no haber existido el coronavirus.
En
cuanto al partido en sí, Setién reservó jugadores para la
Champions, y se notó, porque el Barça no anda sobrado de
efectivos esta temporada, y los que salen no tienen el nivel de los
que se quedan fuera. Con todo ello los rojillos salieron con ganas y
se pusieron por delante en el electrónico con gol del ex azulgrana
Arnáiz, que empaló una pelota en el área ante al escasa
oposición de los defensores catalanes. Una imagen que quedará en la
memoria del aficionado será la de Arthur bostezando en la
grada. A buen seguro habría habido muchos bostezos de permitirse el
acceso al público. Con esa ventaja mínima de los visitantes se
llegó al descanso.
Tras
la reanudación Messi siguió intentándolo, solo él lograba
evadir del tedio al personal en algún instante puntual. Además los
barcelonistas imprimieron mayor velocidad al esférico. Así llegó
el minuto 62 y Leo igualó la contienda con un disparo de falta
magistral que batió a Herrera. Los de Arrasate se
quedaron con uno menos por la expulsión de Gallego y la
victoria parecía más cercana para el Barça, pero no fue así, las
noticias que llegaban con la victoria del Madrid, hicieron perder
fuelle a los culés y Torres los remató con un tanto en el
94, que daba la puntilla al partido y a la liga.
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