Empate
a uno en el Camp Nou en la última jornada de la fase de
grupos de la Champions League. El FC Barcelona, que ya
no se jugaba nada, y el Tottenham,
que se lo jugaba todo, firmaron tablas en el grupo de la muerte. En
esta ocasión no se durmió Dembélé, como ya había hecho en
entrenamientos anteriores, aquí dejó el mejor gol de la jornada, un
tanto de megacrack, pero esta vez los que sestearon fueron sus compañeros
azulgranas, que fueron de más a menos, cediendo ese 1-1 final. Que
por cierto sirve al Barça para igualar el mejor registro como
invicto local en Champions, que hasta ahora tenía en
solitario el Bayern de Munich.
Valverde
puso en liza a cinco titulares y algún jugador del Barça B y
eso le bastó para superar a los ingleses a los que les iba la vida
en el envite y salieron con todos los titulares. Este fue el guión
en la primera parte, en la cual el díscolo Dembélé hizo el jugadón
del partido con un robo y arrancada vertiginosa desde el centro del
campo en plan Usain Bolt, para recortar antes de fusilar a su
compatriota Lloris. Discurría el minuto 7 y los de Pochettino
tuvieron que remar contra corriente hasta el final del choque para
clasificarse para octavos.
Un
pase que dirimían con el Inter de Milán y que a punto estuvo
de malograr Coutinho. El brasileño estuvo más entonado que
en encuentros precedentes y estrelló dos disparos contra los palos,
que habrían supuesto el 2-0 y la eliminación de los Spurs.
Pero el esférico no quiso entrar. Para entonces, al igual que toda
la segunda mitad, los visitantes dominaban de cabo a rabo, tras “la
pochetina” recibida en el descanso. Cillessen fue
el héroe tras la reanudación, deteniendo todas las acometidas del
rival, pero Kane no se rindió y en el 84 puso un centro
medido para que Lucas Moura consiguiese la igualada y el pase
a la siguiente ronda. El Barça mantuvo su invicto y Dembélé, si
vuelve a hacer golazos como ese, puede llegar a la hora que le de la
gana.
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