El FC Barcelona se estrenó en el nuevo
derbi catalán en Montilivi con victoria (0-3) contra un Girona que se suicidó
con dos goles en propia meta, dejando a la parroquia local anonadada. Y
aburrida, porque el entrenador Machín decidió hacerle un marcaje al hombre a
Messi, y el argentino casi no apareció en el partido. Me pongo en el lugar del
espectador que paga 60 ó 100 € y no puede disfrutar ni un minuto del mejor
jugador de la historia. Vamos para acordarse de Machín y de su señora madre.
Este Machín no está hecho para
entrenar en primera. No es de recibo un tío que pone en su propio feudo a tres
centrales, cinco defensas y un marcaje individual de los de otra época, eso por
no hablar de los once pavos que metió en su mitad del campo. Maffeo, siguiendo
sus órdenes, dejó a un lado la publicidad del Cola-Cao con la camiseta del City
para hacer un anuncio de Rexona, el desodorante que no te abandona. Se pegó a
Messi cual lapa pegajosa y no se apartó del astro argentino durante todo el
duelo.
La suerte -o el karma de Machín- se
aliaron con el líder de la liga, los autogolesde Aday e Iraizoz ponían las cosas harto
complicadas a los gerundenses. El Barça jugó un partido horrible, desesperando
a la parroquia culé y jugando con fuego durante los primeros 48 minutos. En el
69 los de Valverde consiguieron marcar un tanto por sus propios medios, fue
obra de dos culés centenarios: asistencia de Sergi Roberto y remate ajustado al
palo corto de Luis Suárez. Y el FC Barcelona suma y sigue.
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