El FC Barcelona empieza a interiorizar la espantada de Neymar, poco a
poco el equipo de Valverde va conjugando fútbol y resultados, hoy le dio un
meneo al Espanyol (5-0) con fases de
tiki-taka, con múltiples ocasiones de
gol, con desborde por los extremos, con una medular muy consistente -Rakitic se
salió-, y con "una manita" que sacó la sonrisa al mejor del mundo, Leo Messi. El rosarino anotó un hat-trick y volvió a brillar, sentando
cátedra en el Camp Nou por enésima vez.
El Barça barrió del césped al eterno
rival metropolitano, fue madurando la posesión paso a paso, sin dar ni un solo
patadón. Todo comenzaba desde las botas de Ter
Stegen. Con el esférico en los pies de los locales más de un 80% el gol
tenía que llegar. Los periquitos se defendían con orden, pero tanto va el
cántaro a la fuente... (...que al final se compró un bonobús) que Messi logró
inaugurar el electrónico en posición dudosa. Corría el minuto 26, y
al rato una carambola que a tres bandas entre dos "pericos" acabó en Jordi Alba, que sirvió al rosarino el
segundo de la noche. Así se llegó al descanso.
Tras la reanudación el Barça salió
bastante espeso, no se sabe si la comodidad del marcador, o el pensamiento en
la Juventus, o ambas, hicieron que
el ritmo decayese y los blanquiazules a punto estuvieron de aprovecharlo para
acortar distancias. No fue el caso, Messi ponía orden y rubricaba su triplete,
tras otra asistencia de Jordi Alba. Era la sentencia en el 66, un par de
minutos antes del debút de Dembelé como
azulgrana, llevandose una gran ovación al salir y en sus primeras arrancadas. Piqué
mojó a la salida de un córner, y el propio Dembelé asistió milimétricamente a Luis Suárez para el quinto. El Estadi, al igual que Messi, sonrió
viendo "pichichi" a su estrella, líder a su equipo y con los
pinchazos de Madrid y Atlético.
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