Cech y el Emirates se rinden al rey Messi

No había marcado en el Emirates Stadium el mejor jugador de la historia, no le había hecho un gol a Peter Cech en todos sus enfrentamientos, pero Leo Messi volvió a romper las estadísticas, y de paso al Arsenal en estos octavos de final de la Champions League. El megacrack rosarino anotó un doblete y dejó al FC Barcelona con un pie y medio en cuartos, al conjunto "gunner" descompuesto y a su entrenador, Wenger, con una rabieta impropia de un entrenador que ya debiera estar jubilado y que tiene al Barça atravesado, entre otras cosas porque siempre lo elimina en Europa. Fue un partidazo en toda regla, jugado de poder a poder, y uno piensa que si Messi hubiese jugado con los londinenses, habrían ganado ellos.

Los locales renunciaron desde el principio al trato de balón que acostumbran a mostrar en la Premier, y se obcecaron en encerrarse en torno a su portero para luego buscar alguna genialidad de Özil o de Alexis, que nunca llegó. Los azulgranas metieron a los londinenses en su campo, con una posesión de pelota, que sobrepasó el 70%, dejaron sin argumentos a su rival. Los de Luis Enrique, a pesar del abrumador dominio, no lo concretaban en ocasiones manifiestas, solo en los últimos minutos de la primera mitad tuvieron dos oportunidades que no movieron el marcador.

Tras el descanso el Barça dio un paso adelante, Iniesta impartió otra clase magistral y Busquets se convertió en el mariscal de la medular. Sin embargo la ocasión más clara la tuvo Giroud, que envió un cabezazo a la base del poste para que se luciese Ter Stegen. Con Neymar y Suárez negados cara a puerta, emergió la figura del más grande, aprovechando una salida de balón de Iniesta, Súarez se apoyó en Neymar, que inició la contra para cedérsela a Messi, el cual tumbó a Cech con un amago fabuloso e inauguró el electrónico. No tardó ni diez minutos el más listo de la clase en robar el balón en el área a Flamini, que le hizo un claro penalti. El propio Leo lo marcó para romper el mal fario desde los once metros y sentenciar a un Arsenal que lo vuelve a tener crudo contra su bestia negra.