El
FC Barcelona venció al Málaga por 1-0 en la segunda jornada
liguera. El Camp Nou sufrió más de la
cuenta para ver como un defensa, (un defensa con mayúsculas, eso sí), marcaba
un gol a bocajarro tras la salida de un córner. Tampoco era un partido fácil,
pues este Barça ganador del triplete, lo fue sin ser capaz de derrotar al
conjunto boquerón en los dos enfrentamientos de la temporada pasada.
En
esta ocasión Luis Enrique leyó mejor
el duelo que los dos anteriores contra el equipo de Javi Gracia, así los azulgranas dominaron el
choque y crearon muchas ocasiones de gol, de hecho el juego fue mejor que lo
que indicó el marcador final. El tanto del central belga fue después de un
acoso y derribo ininterrumpido. El guardameta Kameni estuvo a punto de conseguir mantener a cero su portería
contra el Barça en los últimos 270 minutos, pero ese rechace que empaló Thomas
lo evitó.
Regresó
Neymar tras sus paperas, Messi estuvo muy activo y Sergi Roberto volvió a ocupar el
lateral derecho, mientras Bravo
ejercía de espectador ante las andanadas que lanzaban sus compañeros en busca
de inaugurar el electrónico. Este lo pudo haber movido con premura Mascherano si su testarazo no se
hubiese estrellado contra el travesaño, o si el árbitro hubiese señalado alguno
de los dos penaltis que se cometieron, uno por derribo a Suárez y otro por mano clara de un defensor malacitano.
Otro
1-0 en dos jornadas que le hacen sumar seis puntos, gran rendimiento a pesar
del sufrimiento del aficionado culé. Eso sí, a principios de temporada no hay
nada como esto, dos victorias por la mínima con dos goles a bocajarro, y
dejando claro que cuando el tiki-taka
no está afinado hay que buscar las vías alternativas necesarias.
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