El FC Barcelona liquidó al Espanyol en media hora escasa (3-1), en el derbi catalán disputado en la tarde del sábado. No estuvo a la altura el equipo blanquiazul en su visita al Barça en el Estadio Olímpico de Montjuic. Tampoco empezaron enchufados los azulgranas, incluso al propio Rafinha se le vio un poco disperso en los comienzos. Y si el propio capitán no está fino el resto de compañeros se contagia. Pero los pericos aún entraron peor al partido, con lo cual se lo pusieron en bandeja, con tres tantos en los treinta primeros minutos.
Inauguró el marcador el bueno de Dani Olmo, nos quedamos cortos diciendo "el bueno" porque no es bueno, es mejor de lo que creíamos. Aprovechó una brillante asistencia de Lamine Yamal para abrir la lata. No tardó Casadó en imitar a Lamine y servir otro grandioso pase a Raphinha, para que el 2-0 subiese al marcador. Los culés jugaban a placer dada la inoperancia del rival metropolitano. El tercero llegó de un zapatazo de Dani Olmo desde la frontal, confirmando que tiene un disparo letal con ambas piernas. Restaba una hora de juego pero el Barça bajó las revoluciones de forma alarmante. Aun así se mantuvo el 3-0 al descanso.
Tras la reanudación, y con los pertinentes cambios de Flick para dar descanso a jugadores con mucho minutos en las piernas, el encuentro, obviamente, no iba a ir a más. De hecho el ritmo del Barça cayó de forma alarmante y el Espanyol vio su momento para meterse en el partido. Acortó distancias por medio de Puado. Y a punto estuvo de anotar el segundo, solo que la línea defensiva del Barça fue la única que mantuvo la concentración a la hora de tirar la línea de fuera de juego, dejando en posición antirreglamentaria a los delanteros periquitos. Cuando ya creíamos que el Barça no lo podía hacer peor salieron al campo los faltos-de-ritmo: Ansu Fati y Gavi. Y ya el juego azulgrana cayó en lo anodino, enfadando a la afición y hasta al tranquilote de Flick.
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