Cayó
el FC Barcelona en el Reale Arena de San Sebastián por 1-0, ante
una Real Sociedad que exhibió mucha intensidad. Los txuri-urdin dispusieron
de varias ocasiones de gol para haber incrementado el resultado. Por el contrario,
los de Flick no dispararon entre los tres palos, y el guardameta Remiro
no tuvo que intervenir demasiado. El nombre del partido podría ser Becker, que
anotó el tanto de la victoria, cuando no mete nunca un gol ni al arco iris; o Alguacil,
que triunfó contra el Barça, cuando antes de empezar el duelo era el peor entrenador
de la liga como local; o Lamine Yamal, que no fue titular en ninguno de
los dos encuentros en que su equipo ha perdido en liga; pero los nombres del
partido fueron Del Cerro Grande, un ex árbitro madrileño en el VAR; y Cuadra
Fernández, el árbitro con el cual el Barça ha perdido sus dos partidos de
esta liga.
Ante
todo, decir que la Real Sociedad fue superior al Barça durante todo el partido,
y que mereció probablemente un resultado más amplio. Pero eso no quita para que
el conjunto azulgrana se adelantase en el marcador con un gol legal, dado como
gol por el árbitro y el asistente, y anulado injustamente desde el VAR. El
defensa blanquiazul tiene el pie por detrás de Lewandowski, y se ve claramente
así, en todas las imágenes. ¡En todas!
Salvo en las cámaras del VAR, con los muñecos 3-D y por arte de magia
aparece un pie de Lewandowski, desproporcionadamente largo, y muy, pero que muy
sospechoso. ¿Qué habría pasado si ese gol legal sube al marcador? Eso ya nunca
lo sabremos. Lo que sí sabemos es que los donostiarras fueron mejores el resto
del partido y merecieron los tres puntos.
Y
al hilo de esto me preguntaba mi hijo pequeño hace escasas fechas si el Barça
podía ganar la Liga y la Champions. Le contesté que sí, que
posibilidades hay, pero… y ese “pero” es la clave: para que el Barcelona opte a
esos dos títulos necesita que su once titular ni tan siquiera se constipe. Porque
si algún titular sufre un leve percance, el castillo de naipes se viene abajo. Para
muestra un botón: faltó Yamal y todo al traste. Y si no que se lo pregunten a
Koundé cuando estaba en el último tercio de campo, y miraba a su derecha y no
le doblaba Lamine. O cuando van perdiendo y Flick mira de soslayo al banquillo y
no encuentra nada que llevarse a la boca, ya que solo ve chavales inexpertos y
jugadores recién lesionados que todavía no son lo que eran. Así que hay que ser
optimistas, pero con reservas (y esta última palabra es ambigua, ex profeso).