Y si no que se lo digan a Gavi
que acabó el partido con la oreja partida y tres grapas para frenar la
hemorragia. Él y los demás azulgranas sudaron de lo lindo para derrotar a un Osasuna
correoso y duro. Un equipo, el rojillo, siempre difícil en su feudo, donde
el empuje de la afición se lo pone difícil a cualquiera, y el FC Barcelona no
es una excepción. Los de Xavi consiguieron imponer su juego, y aunque no
generaron demasiadas ocasiones de gol, supieron aprovechar las pocas que
tuvieron a balón parado. De esta suerte anotaron los dos tantos que les
valieron para derrotar a los de Arrasate por 2-1.
Los visitantes no disputaron uno de sus
mejores partidos. De estos nos hemos tragado muchos la temporada pasada, pero
como finalizaron la liga como campeones, pues hay que darlo por bueno. Yamal
volvió a ser titular en Pamplona, pero el chaval no va a ser siempre el
salvador de la patria, ahora tiene y tendrá marcajes más férreos, y los osasunistas
son de “o pasa la pelota o pasa el jugador”, nunca los dos. Frenkie de Jong,
el mejor del partido, lanzó un zapatazo al poste en los minutos iniciales, pero
fue un espejismo, porque el Barça no conseguía meter miedo en tareas ofensivas.
Incluso Osasuna tenía mejores oportunidades frente a Ter Stegen, con disparos
de Arnaiz y de Oroz. Y cuando se acercaba el descanso con tablas
en el electrónico, Gundogan sacó un córner que cabeceó Koundé al fondo
de las mallas. Significaba el 0-1 en el 46, un gol de los tildados de psicológicos.
Tras la reanudación los visitantes prosiguieron
con su espesura de ideas y de juego. Gundogan no acaba de andar fino y
la ausencia de Pedri se nota en la elaboración. Al menos conseguía, a
base de pases trenzados, diluir la posible reacción local, y que no amenazasen
la meta de Ter Stegen. Con el paso de los minutos se movieron los banquillos.
Osasuna puso sobre el césped todo su arsenal ofensivo: Budimir, Mocayola
y Ávila. Fue “el Chimy” el que de un zurdazo desde la frontal anotó el
empate, tras tocar en el poste. Corría el minuto 76 y el Barça que creía que le
valía con la ley del mínimo esfuerzo tuvo que remar contracorriente. Así que
también metió más madera: Rapinha, Ferrán y el debut de los dos
Joaos (Cancelo y Félix). Tuvo que ser Lewandowski, tomándose la
revancha de la temporada pasada, ya que fue expulsado en este mismo estadio, el
que forzó un penalti, la expulsión de Catena y el segundo gol barcelonista.
Con uno más el Barça contemporizó y administro su escasa renta para rubricar la
victoria en Pamplona.
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