El FC Barcelona volvió a su
táctica triunfal del “unocerismo”. Y así se impuso al Valencia CF por
1-0 en el Camp Nou. Los culés, que se adelantaron por mediación de Raphinha,
volvieron a pedir la hora. Al habitual desasosiego de los últimos partidos, en
este se añadió el hándicap de disputar la última media hora de juego con uno
menos, por la expulsión de Araujo. Los “chés” estuvieron inoperantes a
lo largo y ancho del duelo, y esa falta de mordiente ofensiva tuvo continuidad
cuando atacaron con uno más los últimos 35 minutos de partido.
Tampoco el Barça fue un dechado de virtudes
en ataque, a las numerosas y relevantes bajas de Lewandowsky, Dembélé, Pedri
y Gavi, hubo que añadir la ineficacia machacona de Ferrán Torres
y Ansu Fati. El delantero exvalencianista se permitió el lujo de tirar
un penalti fuera. El canterano sigue con su mala racha de juego y goles y casi
no tuvo presencia en el Estadi, salvo un disparo seco que se topó con el
poste. Con ese paupérrimo bagaje uno se preguntaba, con esa alineación, quién
iba a tener pelotas de meter la pelota. Pues al cuarto de hora la cuestión
quedó resuelta. Busquets envió un pase bombeado, estilo alley oop en
baloncesto, y Raphinha peinó el esférico para batir a Mamardashvili en su
desesperada salida a por uvas. Y ahí se acabó lo que ofrecieron los de Xavi, el
resto fue defensa numantina y cambios ultradefensivos, como se vienen
haciendo en los últimos encuentros, en los que miras quién calienta y es un
central, si no son dos.
Tras la reanudación el Barcelona salió
dispuesto a sentenciar el choque, pero los palos evitaron una ventaja cómoda de
los locales. Ferrán tocó madera en el penalti, y Ansu hizo lo propio de tiro con
la diestra. El asunto se empezó a complicar cuando Koundé hizo un desvió de juvenil
hacia el centro del campo, que pilló a contrapié a Araujo. El central uruguayo
agarró maquinalmente a Hugo Duro y el árbitro lo expulsó por ser el
último defensor. El resto fue padecimiento y resignación hasta que el colegiado
pitó el final. Solo que los del “Pipo” Baraja no tienen killers
del área, ni tan siquiera un delantero goleador. Así que la angustia fue menos
para el líder destacado de LaLiga.
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