El FC Barcelona derrotó con autoridad
incontestable a un Real Betis jugón, pero que fue sometido por el fútbol
preciso, intenso e imponente del conjunto catalán, que en nada se pareció al equipo
timorato que jugó contra Girona y Getafe en los dos últimos encuentros ligueros.
Esta noche se vislumbró en el Benito Villamarín un Barça líder e imperioso,
que manda en LaLiga, y que muestra galones sin paliativos.
Los verdiblancos saltaron al césped
andaluz aupados por los canticos de su afición, que nada tienen que envidiar
a las hinchadas inglesas. De las botas de Fekir y Canales
mostraron su juego trenzado y esa intimidación de quién te enseña juego y
visión del mismo. Pero los de Xavi no se dejaron impresionar y salieron
mandones. Volvía Lewandowski, tras su sanción, y el delantero alemán fija
centrales y coacciona defensas. No ofreció su mejor versión, pero ahí estaba achantando
al rival. Tampoco la actuación de Raphinha fue para enmarcar, del brasileño se
esperaba un paso adelante, tras la lesión de Dembélé. No obstante el
fútbol tiene esos designios inescrutables, dos delanteros haciendo un partido
flojo, pero que te marcan los dos goles que resuelven la papeleta.
Al igual que el partido de la Supercopa,
ambos contendientes nos depararon un duelo brillante, con dosis de buen fútbol,
con la diferencia de que en el de liga el Barça fue superior a los béticos. Entre
otras cosas, por la gran disposición de las piezas culés sobre el tablero, y
por otra por las memorables actuaciones de Pedri y Balde. El canario
se cosió el esférico al pie e hizo lo que quiso con él, además tuvo dos
ocasiones para inaugurar el electrónico. El lateral izquierdo extrajo varios
conejos de la chistera, y se hizo amo y señor de la banda izquierda, con enormes
dosis de desequilibrio. De una de ellas se sacó un preciso centro que Raphinha
solo tuvo que empujar al fondo de las mallas. Corría el minuto 65, y no hubo
reacción local. A la salida de un córner, la peinó Araujo y Lewandowski
materializó el segundo de la noche. Todo parecía sentenciado, pero un autogol de
Koundé puso la incertidumbre en el minuto 85. No tuvieron arrestos los de Pellegrini
para empatar y con ello el Barcelona se llevó la victoria, que le deja líder y
con 50 puntos al término de la primera vuelta.
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