El FC Barcelona naufragó en Almería
y cayó por 1-0 en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. Cayó y sigue cayendo,
la caída es libre y en picado. En Manchester ya se vislumbró en la segunda
mitad un Barça carente de fútbol, de chispa, de físico y de pundonor. En Almería
fueron los 90 minutos. Un equipo sin alma, sin juego y sin nada que le haga
parecer un líder sólido. Y así es el Barcelona, cuando todo el mundo da por
sentado que se va a ir a 10 puntos del Madrid, tras el pinchazo de los blancos,
palma y se queda tan solo a 7. ¡Un cagancho en toda regla! Y es que el Barça
sin Pedri es menos Barça. Eso por no hablar de los partidos penosos que
lleva Lewandowsky, un servidor ya ha perdido la cuenta.
El tema delantera daría para hablar
largo y tendido. El polaco estaba solo, tras dejar marchar a Aubameyang,
y posteriormente a Depay, pero es que si está solo y tiene un bajón de
rendimiento, como es el caso, los problemas se acrecientan. ¿Quién va a meter el
balón entre los tres palos? ¿Ferrán? ¿Ansu? ¿Rapinha?... ¡Nadie! De hecho puedes ir perdiendo por un mal
planteamiento, como en Almería, y miras al banquillo y no hay nada para echar
mano. Eso le pasó a Xavi, que, perdiendo 1-0, miró y vio la nada
absoluta. Y se dio la paradoja, probablemente jamás vista en fútbol, que el entrenador
egarense tuvo que meter a dos centrales, como Araujo y Marcos Alonso.
Increíble pero cierto. ¡Vas abajo en el marcador y metes dos defensas!. Claro
que el siguiente movimiento revolucionario lo explica todo, introdujo a dos
pipiolos como Alarcón y Pablo Torre. Y esto es lo que hay. No hay
más cera que la que arde.
Los rojiblancos que antes del partido eran
el peor equipo de LaLiga, haciendo abstracción del virtualmente
descendido Elche, fueron mejores que los azulgranas. Sin hacer nada del
otro mundo fueron superiores al Barça. Hay que decirlo, porque fue así. El
Bilal marcó un golazo, tras inmejorable asistencia de Luis Suárez, y
con eso y todos atrás, bien juntitos, le dieron sopas con honda a todo un
líder, que antes del partido tenía la liga ganada, y ahora tiene que volver a
ganarla. Y como no regresen pronto la magia de Pedri y el desborde de
Dembélé esto se puede poner muy crudo para los culés.