Espectáculo
en estado puro. Eso es lo que ofreció Messi en el Benito
Villamarín, un hat-trick con dos goles espectaculares y uno
excelso, le valieron para recibir una estruendosa ovación del
estadio bético, acompañada de gritos de “Messi, Messi,...”. Y
eso que los verdiblancos habían encajado un 1-4 que afligiría al
más pintado, pero se sobrepusieron a la goleada y aplaudieron al
futbolista más grande de la historia.
En
lo referente al partido propiamente dicho comentar que Valverde,
harto de la displicencia de Coutinho, varió el sistema del FC
Barcelona y dispuso un 4-4-2, en el que Arturo Vidal relevó
con acierto al tristón brasileño. No puso la calidad que tiene, o
que se supone, a Philippe, pero dio un recital de robos y de dejarse
la piel sobre el césped. Lo cual también ayudó, y mucho, a
contener la línea de cinco mediocampistas con la que Setién
pretendía sorprender al Barça como hizo en la primera vuelta.
Esta
vez no fue así. Los azulgranas de la mano de Leo contuvieron las
acometidas de los sevillanos y dispusieron de las mejores ocasiones
para marcar. No fue el mejor partido de Rakitic y
de Busquets, pero ni tan siquiera hizo falta su mejor
versión, con la pólvora de los dos de arriba fue más que
suficiente. Messi inauguró el electrónico con un zambombazo de
falta que se coló por el lado de Pau López (un espectador
más en la noche gloriosa del rosarino). El Real Betis
trató de igualar la contienda con alguna acometida de Joaquín,
pero fue el Barça el que en el minuto 46 ponía el 0-2 con otro
tanto de Leo, tras brillante asistencia de tacón de Suárez.
Tras
la reanudación el choque fue de menos a más, primero con ambos
conjuntos contemplativos y luego con los visitantes desatados. Fue
Suárez el que marcó un gol de bandera, cogiendo el esférico en la
medular y yéndose de cuatro defensas, en plan Ronaldo “el
bueno”, y definiendo a la perfección el tercero, que sentenciaba
el choque. Loren Morón acortó distancias con el único disparo de los
locales entre los tres palos. Pero quedaba lo mejor, en el 85 Messi
se apoyó en Rakitic, el croata se la devolvió y el D10S del
fútbol la tocaba de sutil vaselina para poner al estadio a sus pies
y La Liga también.
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