Aguantó
el Espanyol en el derbi contra el FC Barcelona más de
una hora con su portería a cero. Hasta que al rey del fútbol le dio
por sacarse otra falta magistral de la chistera y abrir la lata en el
Camp Nou. El autobús periquito funcionó durante 71 minutos,
pero el conjunto de Valverde fue premiado por su insistencia,
no por su buen juego, ante el ultradefensivo equipo blanquiazul. El
2-0 final premió al equipo que buscó la victoria.
El
Barça suma y sigue. Va embalado hacia el título de liga y mantiene
su ventaja con Atleti y Madrid, de 10 y 12 puntos respectivamente,
gracias a la inspiración del mejor jugador de la historia, Lionel
Messi, que inauguró el marcador de falta directa, cometida sobre
el mismo, y lo rubricó con un tanto a la contra, marca de la casa,
con la diferencia de que esta vez en vez de asistirle Jordi Alba
desde la izquierda, lo hizo Malcom, que había salido en la
segunda mitad en lugar de su compatriota Arthur. El brasileño
revolucionó el duelo con su verticalidad y su ritmo frenético.
La
línea defensiva de cinco jugadores que dispuso Rubi puso las
cosas complicadas al titularísimo once azulgrana. El atasco y la
incomodidad para los locales fue la nota dominante durante el primer
acto. Tras la reanudación se mantuvieron las mismas directrices. La
espesura del Barcelona tranquilizaba a Diego López. Pero
siempre queda el recurso Messi, y ese llegó en la mencionada falta,
que con toque sutil del rosarino se coló en la meta perica. Eso
abrió la muralla españolista y a la contra el Barça mató el
partido para consolidar el liderato a falta de nueve jornadas.