No
puede permitirse que un sujeto miserable tirando a muy miserable como
Mateu Lahoz siga arbitrando partidos de Primera División. No
puede permitirse que un divo con aires de grandeza y protagonismo
como el patético colegiado tenga más relevancia en un partido de
fútbol que los propios futbolistas. Las estrellas de este de este
bello deporte tienen que ser Messi,
o Griezmann, o
incluso Chichizola, pero nunca un tipejo como el Lahoz,
que hoy, una vez más, deshonró al fútbol: no expulsó al portero
de Las Palmas cuando se llevó con la mano fuera del área en
el 45 y en el 48 pitó un penalti contra el FC Barcelona que
solo él vio, y que nadie sabe que sancionó. Una actuación
lamentable del trencilla a las muchas que sumar en su vergonzosa
carrera arbitral, plagada de fallos y chulería a partes iguales.
El
Barça se adelantó por medio de una falta lanzada por Messi que
se coló por toda la escuadra. Con la cabeza pensando más en el
Atlético que en el propio partido en el Estadio Gran Canaria
los azulgranas sacaban adelante el resultado sin pena ni gloria. Si
bien pudieron sentenciar en algunas jugadas aisladas, ya que
dominaban y los amarillos no inquietaban la meta de Ter Stegen.
Tras
la reanudación el escenario cambió completamente gracias al ínclito
Mateu Lahoz, un personaje indigno que sancionó un penalti contra el
Barça que acabado el encuentro aún nadie sabe que pitó. El caso es
que volvió a hacer el ridículo porque ya es un árbitro cómico, un
bufón de tres al cuarto, que reclamó su cuota de protagonismo para no
variar. También es cierto que el equipo de Valverde tenía
toda la segunda parte para reaccionar y no lo hizo. Con Vidal y
Paulinho ralentizando el juego era complicado, pero tampoco con
Coutinho, Rakitic y Dembelé mejoró el panorama. No exhibió el Barça su
liderazgo habitual y se dejó dos puntos en las islas. El Atlético
se pone a cinco puntos y el domingo se dirime la liga entre ambos en
el Camp Nou.
Totalmente de acuerdo
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