El
FC Barcelona solo pudo empatar a uno, y no remontó el adverso resultado que
traía de San Mamés (4-0). Los vascos se llevaran al final un título después de
más de treinta años de sequía. La tarea de la remontada era prácticamente una
quimera, pero se tornó imposible cuando Velasco Carballo expulsó a Piqué a los
55 minutos de partido.
Aún
con el central en juego y en el supuesto de que hubiese entrado su remate al
larguero el logro hubiese sido también muy complicado. El tanto que anotó Messi
en el 42, que supuso el 1-0 hizo albergar alguna esperanza en la parroquia
culé. Iniesta que ya fue de los más destacados en la ida, cogió el timón pero
la falta de ritmo, de pegada y de puntería, privó a los locales de acercarse al
objetivo de recortar diferencias en el electrónico.
Los
leones volvieron a estar muy bien dispuestos sobre el rectángulo de juego y
Valverde respira desde la banda al ver todo bajo control. Aún así la tensión se
palpaba en el ambiente, no hay más que ver la tangana que hubo en la red tras
el gol de Leo y las prisas por coger el balón de unos y por retenerlo de los otros.
Tras la expulsión de Piqué el escenario se complicó más, pero los azulgranas no dejaron de intentarlo, hasta que en el minuto 74 Aduritz, otra vez el veterano delantero, sentenció el duelo y la eliminatoria. Los rojiblancos arrebataron al Barça la posibilidad de llevarse el sextete de títulos y se aprestan a sacar la gabarra por la ría, 31 años después. Ya tocaba.
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