Un FC Barcelona plagado de no titulares cedió un empate en Balaídos,
(2-2), dejando escapar los tres puntos en los últimos compases del encuentro,
ante un Celta que buscó hacerle la
pascua al líder con bastante fe y lo consiguió, aprovechándose de la torrija azulgrana,
pues tenían la cabeza más en París que en Vigo.
Al final el punto conseguido hay que
apuntárselo al mejor de la historia, a Messi,
quién si no. Fue el que sacó las castañas del fuego, cuando se adelantó el
Celta por medio de Natxo Insa fue el
único que tiró del carro, con “el jugadorazo” Alexis desaparecido, y una medular suplente e indolente, conformada
por Thiago, Song y Cesc, de no haber sido por el megacrack argentino y por la
verticalidad de Tello, el Barça
habría claudicado en tierras gallegas. Leo se sacó una asistencia milimétrica
desde el centro del campo, (ya lleva 11, y es el máximo asistente de la liga), que
dejó a Tello solo ante Varas, el
canterano se la acomodó y la cruzó de colocado derechazo.
En la reanudación Messi consiguió lo
nunca visto, al anotar el segundo del Barça, se convertía en el primer jugador
capaz de marcar en toda una vuelta liguera, de forma consecutiva, 19 partidos
perforando la portería rival, algo inaudito. Roura prefirió conservar el marcador e hizo cambios defensivos. El
Celta lo aprovechó para igualar la contienda en el último suspiro, por medio de
Oubiña.
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