Pasó
el FC Barcelona a cuartos de fina de la Champions, tras eliminar
al Nápoles, y lo hizo con brillantez, a pesar de las numerosas bajas, a
pesar de alguna desconexión puntual, y volvió a hacer sentir al culé de a pie,
que este equipo es muy grande, que a pesar de ser unos octavos y de que el
rival no era uno de los cocos, el Barça dio el do de pecho y supo estar a la
altura de las circunstancias, en lo deportivo y también en lo económico, donde
últimamente hay que hacer encaje de bolillos. Y a ese mismo nivel de enormidad
estuvo también la afición, que acudió en masa al Estadi Olímpic, hecho
que hasta la fecha no se había producido. Y eso también fue una grandísima
noticia.
Xavi dispuso sobre el césped el once que
tenía, el que tenía uno en mente, no era momento para más experimentos en el partido
más importante de la temporada, ni Raphinha de interior, ni Joao
Félix a ver si su suena la flauta, ¡no!. El once que había y punto. Y funcionó,
vaya si lo hizo, los chicos disputaron un gran partido, -en especial Cubarsí,
que se erigió en amo y señor de la zaga-, y dentro de él una media hora inicial
excelsa, donde se vaciaron y encarrilaron el partido y el pase, con dos goles
de Fermín y Cancelo. El primero tras jugada coral, que dejó pasar
Lewandowski y machacó Fermín. Y el segundo después de un zapatazo de Raphinha
que se topó con el poste y remachó Cancelo. La euforia se apoderó del estadio,
pero una jugada trenzada de los napolitanos la culminaba Rramahi de tiro
cruzado, dejando la incertidumbre más absoluta para el segundo tiempo.
Tras
la reanudación los italianos mejoraron, y los locales recularon en primera
instancia, para luego sobreponerse y dar réplica a la presión rival. Sobre todo,
a raíz de la entrada de Sergi Roberto, que le dio a los suyos un impulso
y una energía para nada desdeñables. De hecho, un jugada suya, con pared con Gündogan
incluida, sirvió para que asistiese a Lewy y este anotase el tercero y
definitivo. Anteriormente Lindstrom había asustado a los barcelonistas con un
cabezazo que rozó el poste. Desde luego los partidos anodinos a los que nos
tenía malacostumbrados el Barça se olvidaron para dejar paso a este duelo vibrante
y pleno de emoción. La suerte ya estaba echada y el mejor equipo en el global
de la eliminatoria superaba fase y a partir de ahora soñar es gratis.
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