Un
displicente FC Barcelona se
impuso al Rayo Vallecano por 2-3 con una remontada que
ni el culé más optimista del planeta podía ver venir. Perdía
merecidamente el conjunto de Valverde en el minuto 86 por 2-1,
pero un zurdazo de Dembelé y un remate a bocajarro de Luis
Suárez en el último minuto del tiempo reglamentario dejaron sin
un punto a los locales. Lo habían trabajado a tope durante 86
minutos los muchachos de Míchel Sánchez, pero contra rivales
de esta enjundia no hay que dormirse ni un segundo, pues te roban la
cartera a la mínima ocasión.
El
Barça se adelantó con una gran jugada de Jordi Alba, que al
igual que hace una semana contra el Madrid, volvió a meter a tres
defensas bajo las palos, apurando el centro hasta la línea de fondo
y centrando cuanto todos los zagueros franjirrojos habían reculado.
El pase de la muerte lo empujó Suárez. Era el 1-0 y a partir de ahí
los azulgranas fueron unas sombras de sus propias sombras. Coutinho
estuvo desaparecido, incluso restó más que sumó; Rafinha
desentonaba y dejaba entrever que no es un jugador para este
equipazo; a Arthur le faltó la consistencia y regularidad de
las que siempre hace gala; y el propio Busquets cometió más
errores que de costumbre. Y si a todo este desconcierto sobre el
césped vallecano le sumas que Messi está lesionado, pues la
cosa se complica sobremanera, aunque el rival no haya ganado esta
temporada en su propio estadio. A punto estuvo de conseguirlo con los
goles de Pozo, para igualar antes del descanso y de Álvaro
en el 56.
La
entrada de Dembélé exasperó a la parroquia barcelonista, el
francés no dio una a derechas, fue la indolencia personificada, pero
en 86 empaló un balón que le había dejado Piqué, ya en funciones
de delantero centro, y lo convirtió en el empate cuando el Barça ya
se veía con dos derrotas ante dos equipos madrileños situados en
descenso. Y lo que ya nadie imaginaba es que Suárez, ávido de goles
en estas últimas jornadas, iba a afianzarse como pichichi,
anotando su novena diana en Liga y consolidando, a pesar del nefasto
partido, el liderato de los suyos.
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