El FC Barcelona sacó petróleo del estadio de La Cerámica ante un sólido Villarreal
al que derrotó por 0-2. Encauzaron el encuentro los culés cuando los locales se
quedaron con uno menos por una entrada criminal del imberbe Raba sobre Busquets. Corría el minuto
60 y los amarillos de Calleja se
vinieron abajo ante el empuje del líder, encajando una derrota que hasta ese
minuto no se habían merecido.
Y eso que en esa primera hora el
Villarreal tampoco había hecho nada del otro mundo, perpetrado atrás, con Rubén Semedo destruyendo y Rodri sin organizar en absoluto. Fue un
equipo muy plano y apocado, con algún detalle de calidad de Trigueros, y poco más. Tampoco los pupilos de Valverde lo bordaron en Castellón, eso sí controlaron el esférico y
sometieron a su rival, pero sin inquietar en demasía la meta del palentino
Asenjo. Dos tiros a los palos de los azulgranas, uno de Piqué y otro de Suárez
pudieron inaugurar el electrónico, pero ni por esas.
La salida de Alcácer en la segunda mitad dio otro aire al equipo, Paulinho se estaba atascando en la
maraña de jugadores del "submarino" y la entrada de Paco sirvió de
revulsivo. El ex del Valencia hizo la pared con Suárez para poner el 1-0, el
tanto de la tranquilidad cuando el Villarreal jugaba ya con diez. Las subidas
de un pletórico Jordi Alba y sus
pases de la muerte no las acababa de certificar Leo Messi. Pero el argentino sí lo hizo en un robo de pelota, que
convirtió en gol sin ponerse nervioso. Un triunfo vital para los suyos dado que
la próxima salida será el Bernabéu.
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