Era un secreto a voces, por todos
sabido, la tirada de liga más descarada de los últimos tiempos se consumó en
esta Liga 2016-17. El FC Barcelona
pudo haberla ganado de calle, pero sesteó en cuatro partidos de forma displicente,
y se la regaló al Madrid. De nada sirvió ganar en el Calderón y en el Bernabéu,
los dos campos más difíciles del campeonato, si en otros cuatro encuentros te
tocas la vaina y tiras por la borda todo el trabajo de los otros 34.
El hecho constatable de no tener
profundidad de banquillo entorpeció bastante la carrera por la liga, mientras
el ganador final, el Madrid, ha dispuesto de plantilla larga para competir en
todos los frentes dando descanso a los teóricos titulares, amén de todas las ayudas arbitrales habidas y por haber. Luis Enrique se ha
tenido que apañar con lo que tenía, porque unas incorporaciones fallidas en la
medular durante las dos últimas campañas han devengado un medio campo que se ha sostenido con alfileres. Eso unido a los ataques de entrenador de Luis Enrique,
con su línea de tres en defensa, o con Mathieu de central-lateral -o ambas
cosas a la vez, como ya se dio en el Juventus Stadium- han dado al traste con
un título liguero que se da casi por ganado a un equipo que cuenta con en sus filas con Messi y
Neymar, posiblemente los dos mejores futbolistas del planeta.
La victoria ante el Eibar por 4-2 en
la última jornada de nada sirvió, pues el Madrid venció a un indolente Málaga,
entrenado por Míchel, ex madridista con carnet de socio, y presidido por el impresentable
catarí Al-Thani que afirmó antes del partido que "la escoria de Cataluña
no olerá el título de liga". El Barça tuvo que remontar el 0-2 que lucía
en el electrónico en el minuto 64, tras dos goles de Inui. Messi respondería
con otro doblete, otro tanto de Suárez, más uno en propia meta, dejaron un 4-2
que maquillaba una función que hace tiempo que se había acabado.
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