Con los papeles cambiados, así se
disputó el duelo liguero en Anoeta entre la Real Sociedad y el FC
Barcelona. Los locales se asimilaron al mejor Barça de Guardiola, con todo
el ADN de La Masía, los txuri-urdin dieron un repaso en toda regla a los
jugadores de Luis Enrique, que por momentos pareció que aquello no iba con
ellos. El empate a uno del final no hizo justicia a los méritos de los de
Eusebio, ni a los deméritos de los culés.
La intensidad, los balones divididos,
el posicionamiento, el juego de toque,... todo, absolutamente todo lo ganó el
equipo de San Sebastián. Hasta Illarramendi pareció un futbolista total, no
digamos Zurutuza, y un superlativo Vela se comió con patatas al tridente
azulgrana, y eso que no marcó.
Del Barça no se salva nada de nada. Ni
tan siquiera Messi, que igualó la contienda en la única jugada trenzada que
realizó con Neymar. Vimos un Busquets que ha bajado un punto su rendimiento en
los últimos partidos, a un Rakitic irreconocible, y a un André Gomes que no ha
justificado aún su fichaje a precio de oro. Con la medular desparecida en combate
la MSN quedaba desactivada. Y la zaga se las veía negras para sacar el balón
jugado, dada la altísima presión de los blanquiazules.
El 0-0 al descanso era una bendición para
un Barcelona atropellado. La reanudación se saldó con un gol de Willian José,
tras fallo de los centrales catalanes. Messi igualó con un zurdazo de rabia,
pero la reacción no llegó y la Real siguió bailando a los visitantes, aunque no
consiguió una victoria, que habría sido totalmente merecida.