Hace
mes y medio el Benfica y el FC Barcelona disputaban un partido de
locura en Da Luz, con un 4-5 final al que puso un digno colofón Raphina,
anotando el tanto de la victoria en el último suspiro. Y como cada encuentro es
un mundo, los que esperaban otro duelo plagado de goles no lo vieron, porque a
los 22 minutos de juego los culés se quedaban en inferioridad por la expulsión
de Cubarsí. Los meritorios minutos iniciales de los azulgranas quedaron
en agua de borrajas al verse con un jugador menos. Hasta el descanso tampoco se
notó en exceso la superioridad numérica de los locales, pues esta era
contrarrestada por un control del tempo del partido bajo el signo de Pedri y
De Jong, ambos mediocampistas se hicieron amos y señores de la medular,
adormeciendo a los portugueses.
La
expulsión a Cubarsí devengó un shock para los técnicos, para los jugadores, y
para los culés, que tenían cercana en el tiempo la expulsión de Eric García
en Mónaco, que supuso la derrota blaugrana; y cómo no, la aciaga roja a Araujo
contra el PSG, cuando los franceses estaban medio muertos y solo así pudieron eliminar
al Barça de Xavi. Pero el destino iba a deparar otro partido distinto a
estos dos de la historia azulgrana reciente. El Barcelona se creció en la
adversidad, ayudado por las paradas de un inmenso Szczesny, por la mayor
calidad de los mediocampistas culés, y, sobre todo, por una solidaridad defensiva
a prueba de bombas.
En
el segundo acto el conjunto local se debió de dar cuenta de jugaban con uno más
y en su estadio, y comenzaron a achuchar y empujar al Barça hacia su portería.
Los de Flick pasaban por sus peores momentos, cuando un avispado
Raphinha, robó un balón de pillo, y se fue solo contra el mundo, soltando un
zapatazo desde la frontal, anotando un golazo, que elevó la moral de la tropa
al máximo nivel. Araujo e Íñigo Martínez comenzaron a achicar balones, y
aunque se notaba el cansancio en las piernas de los visitantes, sacaron fuerzas
de flaqueza para aguantar el tipo y el resultado hasta el pitido final, con una
actuación coral y heroica. Szczesny siguió parándolo todo, el MVP fue para un
descomunal Pedri, pero al igual que hace mes y medio el que revolvió en ese
mismo estadio fue Raphinha, con un golazo que puede valer unos cuartos de final
de Champions.
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