Tocaba día de despedidas en Can Barça.
Sergio Busquets y Jordi Alba disputaban su último partido en el Camp
Nou, tras anunciar ambos su retirada. También jugadores y aficionados
decían adiós, temporalmente, al Estadi, tras la remodelación del Camp
Nou que llevará al FC Barcelona a Montjuic a disputar sus
partidos como local durante la próxima temporada. Y con ese ambiente de emotividad,
a alguno que otro se le escapó alguna lagrimilla, el Barça se impuso al Mallorca
por un 3-0, que pudo haber terminado en goleada de escándalo, tras dos tiros a
la madera de Koundé y Lewandowski, y tras numerosas ocasiones
desaprovechadas por el propio delantero polaco y por sus compañeros.
Los azulgranas encarrilaron pronto el
duelo, sin cumplirse el minuto de juego ya había marcado Ansu Fati, tras
asistencia bestial de Lewy. El ambiente festivo tuvo continuidad en el
minuto 10, cuando se demanda la vuelta de Messi, coreando el nombre del
rosarino, y se vino abajo cuando una entrada criminal de Amath rompió el
ligamento de Balde al cuarto de hora de juego. Roja y deseable sanción máxima
para un jugador que dejaba a los suyos con diez. Con el empuje del Barça y la
inferioridad numérica de los bermellones no vimos a Ter Stegen en todo
el choque. Y sí a un equipo de Xavi dominante y ofensivo. Así otra
asistencia prodigiosa de Lewandowsky, la séptima de la campaña, la materializó
Ansu, para dejar una buena imagen con su doblete y llegar así al descanso.
Tras la reanudación no cambió el decorado,
cabezazo al larguero de Koundé, y proseguía el dominio de los locales. Dembélé
casi marca el tercero, pero su tiro lo salvó la zaga mallorquina bajo la línea
de gol. Lewandowsky también lo tuvo con un testarazo impreciso y con un disparo
de falta que se estrelló en la cruceta. El 3-0 estaba al caer, y fue Gavi
el que, dentro del área, chutó con la zurda y batió a Greif. Los de Aguirre
no encajaron más tantos, dado el ambiente festivo de los minutos postreros,
con ovaciones para los sustituidos Jordi Alba y Busquets, y con carrusel de
cambios hasta el pitido final. Los casi 90.000 espectadores aplaudieron y se
emocionaron con las despedidas, se evocaron muchos recuerdos, muchos títulos y
muchas emociones. Se les recordará siempre.