En el fútbol actual cuando un club
llega tarde, mal y nunca suele pasar lo que le está ocurriendo al FC Barcelona, que no está dando ni una
en el clavo. Dando palos de ciego a diestro y siniestro. No parece que haya nadie
en la directiva con las ideas claras, tan pronto se apunta a un pelotero de 24
años con clase, como Verratti, y a
los pocos días el elegido es Paulinho,
otro mediocampista, pero con 29 tacos y cualidades muy distintas a las del
italiano del PSG.
O sin ir más lejos la displicencia en
la posible contratación de Dani Ceballos,
que se lo acabará llevando el Madrid, a pesar de que el muchacho es culé desde
que era niño, y que el tío vale, y mucho. A nadie escapa su categoría en la
medular. Pero debe ser que cuando los demás aficionados azulgranas veíamos el
Betis-Barça de liga, Robert Fernández y sus adláteres estaban tomándose un aperitivo,
en vez de haciendo su trabajo de scouting. A un servidor solo le hicieron falta
180 minutos del futbolista bético para testar su valía para un grande. Lo que
ignoraba es que su cláusula de rescisión es irrisoria para los tiempos que
corren, esos en que está "todo a cien", pero a cien millones.
Para más inri fue el propio Josep
María Bartomeu el que, tras ver un par de ruletas y regates varios en el
Europeo Sub 21, se preguntó cómo narices el tal Ceballos no estaba en la agenda
de futuribles del Barça. No es de extrañar que el presidente, visto lo visto,
degradase a Robert poniéndole un superior como Pep Segura. A ver si así
espabilamos. Pero nos da que no va a ser así, porque mientas el Barça sigue
cometiendo pecados mortales, el eterno rival se sigue llevando a los peloteros
que antes tenían perfil Barça: Modric, Isco, Asensio,... y en breve Ceballos.
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