España se metió anoche en la gran final
de la Eurocopa, y lo hizo derrotando a Portugal
en la tanda de penaltis. Con total justicia, pese a lo que digan
estrellitas de tres al cuarto. La
verdadera estrella, la que luce La Roja
en la camiseta, se impuso a una sólida selección lusa, que estuvo bien plantada
sobre el césped, presionando al máximo, hasta que las fuerzas les duraron. El
duelo del supuesto “clásico”, se lo llevó el Barça, mientras el Madrid
era eliminado y un cabizbajo Cristiano,
que se quedó sin lanzar el quinto penalti, vio como se esfumaban sus escasas
opciones de arrebatarle el Balón de Oro a Messi.
Sorprendió
Del Bosque, que esta vez quiso
salirse del guión, exhibiendo un ataque de entrenador y se cargó el debate Cesc-Torres, de un plumazo. Puso a Negredo, que no había jugado un solo
minuto en este torneo, y el sevillista no aportó nada. Habría sido el momento
de Llorente, como hace dos años en
el mundial de Sudáfrica, cuando jugando los octavos contra los portugueses, el
navarro se marcó un partidazo, volviendo loca a la zaga de Queiroz.
De aquel
choque queda en el recuerdo del aficionado, el solitario gol de Villa, al segundo intento, y el
escupitajo que soltó Cristiano a la cámara al acabar el partido. Anoche el
delantero madridista estuvo mediocre sobre el campo, y tan solo se le vio para
quejarse de la falta de justicia, pero no comentó nada del sobresaliente
partido de Busquets, ni de la magia
de Iniesta, ni de la solvencia de
los centrales (Piqué y Ramos) que no le dejaron ni respirar,
ni de la revolución que instauró Pedro
en la prórroga. Ni, por supuesto, habló nada del juego sucio, ni de las patadas
y codazos de Pepe y compañía.
El “cerocerismo”
que señalaba el final de los 120 minutos reglamentarios podría considerarse
normal, tras el poco acierto y los escasos tiros a puerta de ambos
contendientes. La suerte de los penaltis sonrió a los nuestros, solo Xabi Alonso falló el primero, los demás
fueron cayendo al saco. Iniesta, Piqué, Ramos, (a lo Panenka) y Cesc, que
marcaba el definitivo, al igual que en el Mundial, nos daban el pase a la
finalísima de Kiev. ¡Visca La Roja!