domingo, 1 de junio de 2025

Luis Enrique lleva la Champions de Xana a París

 

El Paris Saint-Germain consiguió por fin su ansiada “orejona”. Después de 14 años desde que arribó Al-Khelaifi a la presidencia, con todo el poder de los petrodólares de Qatar, y 2.300 millones de euros después, el equipo francés consiguió la primera Champions League de su historia. Lo hizo barriendo de la final al Inter de Milán, un 5-0 vergonzante, que supone la mayor goleada de la competición en una finalísima. El Inter se las prometía muy felices después de haber eliminado al FC Barcelona en la prórroga, en parte por la bisoñez de conjunto azulgrana, pero después de “la manita” francesa… para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.




Fue un triunfo coral, de la mano de un entrenador top, como Luis Enrique, que ya come en la misma mesa que Guardiola, Ancelotti, etc,… después de ganar dos Champions con diferentes equipos. El asturiano la ganó con el Barça y ahora con el equipo parisino. El PSG fue infinitamente superior a los neroazurri, a los que se les ha hecho larga la temporada, perdiéndolo todo en el último tramo del curso, Scudetto, Copa de Italia y ahora la Copa de Europa. Mientras, los franceses han ido creciendo de forma exponencial, pasándolas canutas en la liguilla inicial, pero luego barriendo a todos con los que se ha enfrentado en los cruces. Ahí también se han hecho patentes los petrodólares, cuando a principios de enero te traes al crack Kvaratskhelia del Napolés, como quien se compra un pantalón.

Mbappé, que dejó en la estacada al club de su ciudad para irse al Madrid, ha visto como sus compañeros han levantado trofeos, uno tras otro, hasta poner la guinda al pastel conquistando la Champions, mientras que él empezó la temporada de blanco y la ha acabado “en blanco”.

Fue la Champions del entrenador franquicia, Luis Enrique Martínez, culé de pro. Y cómo no, la de su hija fallecida con tan solo 9 años, fue la Champions de Xana, con homenaje de los seguidores del París incluido, con tifo del padre y la hija, clavando una bandera del PSG sobre el césped del Allianz Arena de Munich, lo mismo que hicieron los dos físicamente con la Champions del Barça. Una maravillosa y encomiable alegoría de la victoria.