Es
la pretemporada, es un amistoso, incluso si me apuran está allá, allende los
mares, pero un clásico siempre es un clásico, y el FC Barcelona goleó al Madrid
con un contundente 3-0. Y sí, escuece, aunque ningún título esté en juego. Una
derrota así no tiene por qué afectar al devenir de la temporada, pero le deja
ese regustillo dulzón al culé, directamente proporcional al escozor que se
llevan los merengues. También es cierto que el resultado es engañoso, ni tan mal
jugó el Madrid, ni el Barça le dio al tiki-taca. De hecho, los madrileños estrellaron
cinco balones en la madera, así pues, el resultado pudo haber sido muy
diferente al que reflejó el marcador al final del choque.
El
actual campeón liguero comenzó dominando el duelo, los De Jong, Romeu y Pedri
controlaban la medular y amansaban al Madrid. El AT&T de Dallas vibraba con
un partido tan intenso y de la máxima rivalidad. El buen fútbol tardó en llegar,
dada la tensión y los momentos iniciales de pretemporada. Lo activó Romeu con
un zapatazo desde la frontal, que se estrelló contra el larguero de Courtois.
No perdonó Dembélé, de jugada ensayada y de potente derechazo cruzado. Una mano
de Araujo se tradujo en penalti, pero no en el empate, pues Vinicius lo
desperdició, haciendo recordar a Benzema. Con la ventaja mínima de los de Xavi
se llegó al descanso.
Tras
la reanudación siguió el mismo guion de la primera mitad: dominio culé y
posterior asedio de los de Ancelotti, que con una pegada ausente no lograban
perforar la meta de Ter Stegen. Tres largueros más y un poste fueron los
encargados de frenar el ataque madridista. Y cuando el partido languidecía
apareció el brillo del canterano Fermín, que lanzó un zurdazo a la escuadra para
conseguir el segundo, y todavía tuvo tiempo para asistir a Ferrán Torres, para
que este marcara el definitivo 3-0. El Barcelona salió reforzado en esta cita
señalada, a la que llegaba tras disputar tan solo un partido.