Cayó
el FC Barcelona ante en
Bayern de Munich por un vergonzante 2-8. La mayor humillación
recibida en Europa en toda su historia. Una derrota sin paliativos,
lacerante. Una debacle sin parangón en los 121 años de vida del
club azulgrana. Unos jugadores sin alma, sin juego y sin físico
dejaron ese deshonroso marcador para los anales. Se podía perder,
los teutones habían demostrado ser un bloque sólido, un rodillo
inmisericorde, con un fútbol vertical y pragmático, pero caer así,
de esa manera… haciendo el ridículo, siendo abochornados ante los
ojos de todo el planeta en cuartos de final de la Champions
League. No es de recibo. ¡Es inadmisible!
Y tan solo es la culminación de una gran debacle, que se viene arrastrando desde hace varias temporadas en este mismo torneo. No solo es el Bayern en Lisboa, no. Es el ridículo de Liverpool o la vergüenza de Roma. Y en ninguna de estas eliminaciones afrentosas se tomaron medidas. Sí, un par de fichajes patéticos o la incorporación del incompetente Griezmann por la obscena cantidad de 135 millones de euros. O se cambia a un brasileño de 24 años por un bosnio de más de 30. Todo un cúmulo de despropósitos a todos los niveles y estamentos que devengan la primera temporada en blanco desde hace doce años. Y este hito lo han conseguido el presidente Bartomeu y todos sus adláteres tras groseras decisiones y planificaciones que, de tener un ápice de dignidad, les harían dimitir de manera inmediata.
El
Bayern fue muy superior al equipo de Setién. Los
mediocampistas germanos: Gnabry, Goretka, Thiago y
Perisic, dieron un recital en la medular, dejando secos y
cortocircuitados a sus homólogos blaugranas. La exhibición de los
alemanes devengó un 1-4 a la media hora de juego. El duelo estaba
sentenciado, pero aún quedaba un segundo acto para hurgar en la
herida con dos goles más y para echar sal en la misma con otros dos
goles del azulgrana cedido Coutinho, culminando así el
denigrante 2-8, que lleva a los de Flick a semifinales y al
Barça a un estado de estupor catatónico del que tiene harto
complicado salir en fechas próximas. El inexorable y estremecedor
“fin de ciclo” es un hecho.