Cuando todavía reverberan los ecos de la Supercopa de Europa lograda in extremis por el Barça con el gol de PEDRO, tras la CLARA asistencia de Messi y la posterior NIEBLA creada por las inaceptables bengalas culés,... ahora que caigo, sólo faltó HEIDI para terminar el cuento; hoy, sin solución de continuidad, comienza la liga del Barça, la liga del rey de copas, la del refrendo, la del equipo del triplete, la de la era post-Eto’o, la del estilo fascinante de toque-posesión y presión asfixiante, la de los que siempre buscan la portería contraria, la de la reconquista y la de las dudas razonables.
El conjunto catalán, será la referencia a seguir, se le vigilará con lupa, habrá partidos tediosos por los férreos marcajes a Xavi, las defensas numantinas y los autobuses entreposteados. Se examinará, sin indulgencia alguna, si Ibrahimovic, está a la altura de su prohibitivo caché. A Guardiola y a su exigua plantilla, se le exigirán títulos sin pausa, que mantenga el nivel exhibido con esfuerzo sobrehumano y concentración mayúscula.
El aficionado azulgrana empujará y se encomendará a deidades multiformes, para que no se lesione nadie, que no renqueen Leo, Don Andrés, o el Mariscal, o iremos inexorablemente apurados. Pero por si todo esto falla, siempre nos quedarán, clavos ardiendo para agarrarnos: el Mesías, Jesucristo “Chygrynskiy” o el mismísimo San Pedro.
Toques de clarines y timbales, las mejores galas, sangre blaugrana en ebullición, mandos y decodificadores en ristre, se levanta el telón del Camp Nou, que prosiga la lírica, ... silencio, se juega.